Bella
Rescate: 19 de noviembre del 2013
Fallecimiento: 21 de abril del 2019
Un día de primavera recibimos una llamada de la policía local de Callosa del Segura. Era sobre un caballo que había sido abandonado a morir de hambre junto a las vías del ferrocarril. Nos dirigimos al sitio con dos oficiales y encontramos a Bella atada a un árbol, muy demacrada y en muy mal estado.
Parece ser que los antiguos dueños de Bella ya no podían alimentarla y la habían abandonado a su suerte. Estaba tan débil que cuando tratamos de cargarla en nuestro remolque se derrumbó. Ver su cuerpo claudicar por tan simple esfuerzo para cualquier caballo sano, fue simplemente desgarrador.
Bella también sufría de melanomas equinos alrededor de la boca. Estos tumores ulcerosos seguramente habían sido increíblemente dolorosos para ella cada vez que la montaban y le colocaban las riendas. Dedujimos que estaba siendo montada hasta poco antes de su rescate, pues llevaba herraduras. No es de extrañar que su pobre cuerpo estuviera extenuado.
Conseguimos que Bella se levantara y la cargamos en el remolque para llevarla a nuestro centro de rescate y así comenzar su proceso de recuperación.
Una vez en el refugio, la cuidamos lo mejor que pudimos para que mejorase su salud física. Bella tiene numerosos melanomas por todo el lomo, así como en la boca. Los melanomas permanecen latentes y luego reaparecen de vez en cuando, creciendo de nuevo y volviendo a establecerse.
Tenemos varios caballos, incluso más viejos, con este mismo problema. Es muy común en España; nuestro veterinario equino nos dice que es algo que tiene que ver con la genética. Los caballos con esta enfermedad, obviamente, no se pueden montar, ya que sólo se agravarían sus dolencias.
Si bien los melanomas de Bella quedaron rápidamente bajo control, sus heridas psicológicas tardaron mucho más tiempo en curarse.
Estaba tan acostumbrada a estar atada y confinada que le aterrorizaba verse libre. Cuando la llevábamos fuera, se agitaba y galopaba sin control por el campo para inmediatamente regresar a refugiarse en su establo.
Tuvimos que ayudarla poco a poco a construir su auto-confianza y asentarse en su nueva vida. Durante el primer año, la mantuvimos en un establo donde se sentía más cómoda.
Con el tiempo la integramos con otra pareja de yeguas, Goldy y Melody. Las tres desarrollaron una hermosa amistad y finalmente pudimos sacarlas en grupo. Esto hizo que se acostumbrara más fácilmente a estar al aire libre en nuestros campos.
Otros seis meses pasaron antes de que finalmente pudiéramos dejar a Bella fuera de su espacio para disfrutar en libertad con sus amigos. A veces sigue temblando y es imposible sacarla de su cuadra sin Goldy. Incluso cuando viene el herrero tenemos que llevarlas juntas. Es una chica complicada, pero es una compañera encantadora para disfrutar del campo. Nos aseguraremos de que nunca vuelva a ser montada.