Linda May fue el primer potro nacido en nuestro centro de rescate. Su mamá es Ginger, una yegua árabe, que estaba preñada cuando la rescatamos en noviembre del 2008.

Fue muy emocionante enterarnos del embarazo, pero al mismo tiempo estábamos muy preocupados, ya que esta yegua estaba severamente malnutrida. Además, era bastante arisca debido a la falta de contacto con humanos. Y ¿qué íbamos a hacer si había algún problema con el potro recién nacido? No obstante estábamos muy contentos ya que podíamos llamar a nuestra veterinaria equina, Dorothea, a cualquier hora si la necesitábamos.

A medida que el embarazo llegaba a su fin, Ginger empezó a mostrar señales de lo que pronto iba a ocurrir y durante dos semanas nos levantamos por las noches para observarla.

Nos acercábamos sigilosamente por el patio durante la noche para no molestar a los otros caballos y mirábamos a Ginger con inquietud para ver si ocurría algo. Ella, con mucha calma, nos observaba con extrañeza como si preguntara, ¿qué estáis haciendo aquí? Y nos volvíamos a dormir otro par de horas.

Finalmente, un sábado por la mañana sobre las seis, bajamos para darles de comer y aún no había pasado nada, así que regresamos a casa a desayunar y cuando volvimos allí estaba ella.

Uno de los momentos más increíbles es mirar a un potro recién nacido ya en pie; te maravillas de como este pequeño caballito, perfectamente proporcionado, pudo nacer de su madre. Un momento pasas de tener un caballo con una gran barriga a tener dos.

Cuando Ginger supo que habíamos visto a su potro, se quedó de pie mirándonos con orgullo y satisfacción. Era una madre maravillosa que sabía exactamente que hacer y estaba tan relajada que incluso nos dejó tocar al potro desde el principio. Algo que no aceptan todas las yeguas, que descubrimos con otros nacimientos.

Rescued horse Linda May in 2015

Mediante un concurso radiofónico le pusimos el nombre de Linda May al potro de Ginger. Cuando nació era de color castaño y conforme iba creciendo, gradualmente cambió a un precioso gris moteado.

Linda May sale cada día con su madre y a menudo las podemos ver juntas a medio galope alrededor del prado. Su vínculo es inquebrantable y cuando vemos la alegría de la madre y de la joven juntas, sabemos que en realidad no hay nada más especial que el amor de una madre.

Puedes ayudarnos a mejorar significativamente la vida de un animal rescatado amadrinándole con tan solo 5€ al mes (o la moneda que elijas).
keyboard_arrow_up